jueves, 26 de febrero de 2009

Lágrima por-venir

Quiéreme como quieras,
aunque en esta noche la pase contigo
y mañana te acuestes nuevamente con él.

Quiéreme como quieras,
porque de más está decirte, cariño,
que hoy quiero quererte como siempre he querido.

Pues tanto tiempo he esperado para tenerte en mis brazos
que no quiero desaprovechar ningún segundo de este provechoso momento.
Déjame indagar en tu cuerpo, tratando de buscar
las utópicas regiones vírgenes con mis besos exploradores.

Sé que nada de esto es nuevo para ti,
pero te digo que debes imaginarlo
como si fuera la primera vez,
como dos chiquillos que lo hacen con temor
de ser sorprendidos por sus padres.

Nos quitaron esa primera vez que iniciaría lo eterno,
fueron tu orgullo y mi falta de obstinación.
No importa, aún te veo como la mujer a quien más quiero,
y a pesar de todo el transcurrido tiempo,
mi corazón sigue latiendo por dentro.

Sé que sientes lo mismo que yo.
Lo sé por la sonrisa tierna que me das al mirarte a los ojos,
por los gemidos que clamas al acoplar tu vientre con el mío,
y por los suspiros que emites cuando rozo tu 70 de cintura.

Sé que hedónicas partes de nuestros cuerpos han perdido sus volúmenes,
pero no las energías que encienden las pasiones.
Entonces lleguemos a la cúspide haciéndonos heridas,
¡heridas de inmolación, por estar contigo y fundirnos en amor!

Terminemos. Aunque no lo queramos.
Ya se acerca el amanecer y tienes que marcharte,
como lo hiciste hace 25 años… no sé por qué te dejé ir.
Siempre había soñado con tenerte toda la vida,
mas, sólo te tuve un momento, una noche, un sueño…

Vete y atiende a tu esposo.
Prepara el desayuno a tus hijos.
Yo aquí seguiré soñando
que aún puedo estar contigo.