domingo, 30 de octubre de 2011

La espera...

Las personas llegan a un punto donde La Espera ya se convierte en una desesperación constante.

A mi me pasa eso.

Ya no puedo esperar a tu voluntad. No debo, ni quiero, seguir viviendo mi vida a la sombra de la tuya, a ver cuando te apetece hablar, cuando no hay gente alrededor para poder al menos decir un hola sincero sin un "hola" de... TE VI AYER!. Intentando adivinar cada movimiento, para ver si te llamo en el momento adecuado. No soy el pobre de la película, tampoco el beneficiado. Soy simplemente una persona.

Quizá en algún momento tuve prioridades que giraban en torno a ti.

Ya no más. Despídete como se debe. No volveré a entrar.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Libro Abierto

La vida solía ser para mí como un libro abierto. Solía estar disponible para quien lo quisiera, cuando quisiera, y como quisiera. No soy el amigo modelo, no soy el amigo perfecto. Probablemente no sería el amigo que todo el mundo quisiera. Y probablemente mucha gente quiere ser mi amigo sin saber lo que escondo por dentro. Logicamente tampoco soy lo peor.

Hay veces en las que creemos que el mundo se viene abajo, solo para descubrir que vivíamos falsamente arriba, que siempre estuvimos abajo, de buena manera, pero estuvimos abajo, y cuando creemos que alcanzamos el tope es en realidad que por fin comenzamos a subir. Tengo un problema y es que no me se explicar demasiado bien.

Al parecer la vida suele ser como un libro, o como el borrador de un libro, donde poco a poco escribimos nuestras vivencias, experiencias, hacemos borrones, intentamos limpiar errores, manchamos la hoja, rompemos algunas hojas en busca del olvido completo, escribimos encima tapando el sol con un dedo, narramos, volvemos a borrar. Y al final, ese libro, se cierra en algun momento, para no llenarse más, para terminar lleno de polvo en alguna estantería, olvidado.

jueves, 6 de octubre de 2011

El Litio Eterno...



Hace unos cuantos años existieron, y creo que siguen existiendo, unos muchachos adolescentes, rabiosos y con ganas de ser revoltosos al extremo. Eran 4 si mi memoria no me falla. Con menos de 13 años en promedio, pero ya con cigarros en la boca y con un disco (aunque me contaron que fue un cassette pirata), pasaban horas de horas de horas y días de días eternos ensimismados con aquel disco con el niño nadando. Azul. Prestado. Robado. Cambiado. Mal etiquetado. Unplugged.

A primeros de secundaria. Se juraron lealtad para siempre. Juraron no separarse nunca, y para estas épocas, se siguen viendo, pero cada vez menos seguido. No se les ve juntos por los alrededores de aquel Colegio Nacional que un día soporto sus travesuras, sus borracheras prematuras, sus caladas no permitidas. Los golpes de la vida, y los golpes de algunos contra otros, pero por locuras transitorias. Aquel libro que bajaba tanto la nota promedio de un promedio de por si bastante pobre.

Luego de 1 año intenso. Luego de haber amanecido borrachos, resacosos, con esa edad. Menos de 14, 15 o 16, pero menos de 18 claro está. Edades no permitidas, edades que daban vergüenza, edades a la que quizá muchos quisieran retornar. Si le dieran a elegir a alguno de ellos entre tener su antiguo cassette y tener una copia digital y con sonido remasterizado, definitivamente se iría con el primero, porque el primero significaría que ellos estarían allí a su lado de nuevo, con menos derechos, y sin dinero, pero estarían alli.

¿Donde quedaron aquellos NIÑOS? Lo claro, es que ese disco, siempre quedará registrado. Y ahora que ese disco cumple 20 años, los años comienzan a pesar. Quizá uno de ellos tenga complejo de anciano, el otro quizá parece haberse quedado por siempre en la adolescencia pero con actitudes de mayor, el otro buscando el negocio para salir adelante con la edad justa, y el otro tan perdido como siempre, nada se sabe de él.

Aquí queda el tema, que algún día escucharon juntos. Ese Litio, que por siempre seguirá sonando.