martes, 27 de mayo de 2008

Vía Láctea



Dame vida de tu pecho.
No me niegues beber el manantial vitamínico que me hará crecer
para abrazarte y besarte más fuerte.

Dichosa madre lactante.
Eres la primera que me comunica su amor tan dulcemente,
porque quieres que esté bien, porque me amas, porque me [quieres.]

Dame lo que brota de tu seno.
Entrégame esa divina materia en su segundo estado,
para que me nutra de ti, de tu cariño lácteo.

Deja saciar toda mi sed.
Satisfaz mis sistemas, mis sentidos, mis llantos y alaridos;
todo lo que aún no conozco y realizo sin motivo.

Dame afecto con tus gestos.
Aún no entiendo tus palabras, sólo tus movimientos
y sé que los haces para alegrarme un momento.

Dime cosas bonitas con tus besos.
Ésos que me das a cada instante, como si me fuera a evaporar,
me dicen que soy privilegiada porque me quieres amar.

Madre, dame vida de tu pecho.
Ese blanco alimento parece insignificante,
¡pero mira lo que hace cuando me lo das!

Gracias, ¡gracias, querida madre!
Por entregarme tu esencia aunque estés exhausta.
Por transmitirme tu amor por la Vía Láctea.


Dedicado a Doris Carbajal y a las mujeres privilegiadas de ser llamadas madres...

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