martes, 23 de marzo de 2010

Adoleciendo...

Sonó el móvil. Era otro típico mensaje de buenos días, pero por algún motivo, no quería mirarlo. Volvió a echarse, intento dormir, pero no pudo.

Se levantó, fue rumbo a la cocina, y cogió un vaso con agua. Bebió tan de prisa que parecía que su vida dependía de ello. Volvió a la cama, se cubrió completamente, aún sabiendo que hacía un calor que lo mataba, y que era lo que más odiaba.
La luz que se colaba por la persiana no hacía más que cegarlo de manera incontrolada. Era algo contra lo cual sus pupilas aún no estaban entrenadas.

Volvió a mirar el móvil, como buscando una respuesta a aquel aparato inerte, "in-móvil," y dio un "toque." Luego de eso, solo silencio. La luz seguía igual que antes, cegándolo, aunque de manera más brutal. "No hay cosa peor en el mundo que esperar," pensaba. Y en ese momento sabía que lo estaba haciendo, esperar. Esperar a la respuesta y esperar a que la luz se vaya, aunque, lo último fuera casi improbable siendo tan pronto por la mañana. En ese momento, sentía que la vida se le iba.

No hubo más remedio, volvió a echarse. Mirar al techo y recordar como en años anteriores hacía lo mismo, se maravillaba ante la música, se maravillaba al borde de las lágrimas, y como siempre con sus cascos puestos, escupiendo música a rabiar, en niveles que ahora ya no puede soportar tanto, y preguntándose si algún día podría hacer algo similar, o si quiera acercarse, al menos los sueños ya los tenía.

Y ahora estaba allí, igual que hace años, pero sin cascos, aunque con la misma mirada hacia el techo. Blanco. Con años y kilos de más, con algunas ilusiones rotas por el camino. Con nuevos horizontes, y con más experiencia. Básicamente tenía los mismos sueños, pero planteados de forma diferente. Ya no eran tan descabellados como solían serlo. A lo mejor ya no tenían la misma inocencia que antes. Pero por dentro, seguían siendo los mismos.

Su tranquilidad se vió afectada por el sonido estridente del móvil, que llenó el silencio de la habitación. Se despertó de nuevo, despertó de aquellos sueños de adolescencia. Sonrió, se sintió afortunado, y se levantó. Ese fue un nuevo día.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nice blog, mis congrats!!
Chi