martes, 8 de marzo de 2011

Guère difficile

Se me hace difícil escribir, se me hace difícil sacar pensamientos de mi cabeza. Se me hace difícil pensar en una historia bien estructurada, darle personajes, sentimientos, una voz única, características que marcan al personaje de una forma que deja huella. También me cuesta hablarte, decirte todas las cosas que tendría que decirte, pero que no digo, ya sea por vergüenza, o por un "algo" que llevo dentro que hace que simplemente calle. No por que no te quiera, más bien por que te quiero demasiado que no se como decirlo.

Muchas veces me cuesta pensar en todo lo que no puedo olvidar, recordar libros cerrados se me hace imposible, recordar tiempos pasados, no. Se me hace difícil mirar a gente que conozco y no recordar anécdotas embarazosas, o también malas, para solo reír por dentro, reír solo, casi como siempre.

También se me hace demasiado difícil mantener un orden en este blog, escribir cosas que realmente interese a la gente, o la no-gente, que lea este espacio. Se me antoja totalmente difícil describir lo que veo por mis ojos, lo que experimento en esta vieja Lima, que ya no está tan igual que antes, o será que mis ojos ya no son los mismos, y la experiencia toca a mi puerta cada vez más.

Será que la negrura de los edificios ya no me llama la atención como en antaño. Será que la vida recién comienza a tomar un poco de forma, probablemente esté más definida que en antaño. Lo sé, ya no soy un niño, ya no estoy debajo de la sombra de mi madre, ni de mi padre. Ya tengo una voz propia que quizá llegó tarde, pero que bien, ya está aquí.

Aunque con todo y experiencia me siguen pasando las mismas cosas.
Cuando hago algo mal, o no escucho bien, me sonrojo, porque meto la pata y no se como tapar eso con una broma. Solo me sonrojo.
Cuando estoy bajo presión absoluta, es decir, con ciertas personas que tienen una influencia enorme sobre mi, me detengo. No, no me detengo. Quedo en un estado catatónico. Inmóvil, esa es la palabra.
Cuando estuve detrás de ELLA, no paraba de sonreír y me imagino que mi rostro daba una mueca más bien horrible, o patética, que en nada se asemejaba a una sonrisa, sino a la cara de un chico tonto ilusionado, no en vano eso si.

Y algo que aún con la experiencia no se me quita, es la de desvariar, la de no concentrarme en un solo punto y exprimirlo al máximo. ¿De qué estaba escribiendo en un principio?

No hay comentarios.: