viernes, 11 de marzo de 2011

La Haine

Siempre quise tener la habilidad para poder escribir una carta de odio verdadero. Pero no pude. Siempre me he desviado por los temas un tanto cursis, como el amor y sus variantes, aunque claro, no es por menospreciarlo, pero hablar de amor es, a mi forma de pensar, más fácil que escribirle con todo el odio del mundo a una persona.

Supongo que el tiempo va curando heridas que creías imposibles, supongo que escribir una carta de odio no serviría de nada, más que nada cuando el odio no es más que un "te odio por no seguirme a mi," o un "te odio por que soy un completo egoísta." Todas estas razones siendo un poco más sinceras que un "Te amo pero no se a donde vamos."

No te odio. Soy feliz de no odiar a nadie en este mundo, o que hasta ahora no aparezca la persona que merezca todo mi repudio, de todas formas, mi repudio es algo subjetivo, no tiene porque ser la verdad absoluta. De todas formas, como he dicho anteriormente, no hay por qué alarmarse, cuidado ciudadanos del mundo en general, no odio a nadie, no repudio a nadie, no siento pena por nadie, ni siquiera por mismo (tampoco tengo razones), y no existe aún la persona que despierte en mi ese tipo de sentimientos.

He amado, he sentido celos, he, incluso, envidiado. Más nunca he odiado. ¿Soy una persona que debería considerarse feliz? Probablemente la respuesta sea positiva. Probablemente la vida ha sido mejor conmigo que con mucha gente, y por eso me siento realmente agradecido.

PD: A los que si odio es a los que llaman Lentopolitano al Metropolitano, 3.40 min desde Domingo Orué hasta Javier Prado me avalan. Más tardo movilizándome hasta el metropolitano que en el metropolitano mismo.

No hay comentarios.: