lunes, 20 de febrero de 2012

Cat 1

Aún recuerdo cuando te conocí.

Mentiría si digo que recuerdo lo que llevabas puesto. Pero si recuerdo como llegue allí, y como evitaste saludarme, o como al menos creí que evitabas hacerlo. Ya lo se, había mucha gente.

Desde aquel día hasta el día de hoy, han pasado miles de locuras, miles de besos, miles de te quiero, miles de te todo, miles de gusanitos, "poquetes", de lágrimas, de risas, de besos y de golpes duros contra la vida y demás cosas que solo se que algún día recordaré con total nostalgia por esos días que se fueron.
Desde aquel día hasta el día de hoy, han pasado miles de kilómetros de distancia, miles de kilómetros recorridos para vernos el uno al otro, muchas veces colándonos en el cercanías, porque, aunque a mi no me gustaba, en un momento lo tuve que hacer. Era eso, o no verte.

Recuerdo con mucho cariño ese concierto bendito, que aunque no era de la música más bendita que nuestros oídos puedan escuchar al menos nos "daban el power," y esa noche, aunque no fuiste mía, te miré a los ojos por primera vez, y luego de perderte de vista, fui donde mi primo a "llorarle de rabia" (obviamente no hubieron lágrimas) porque no estabas allí. El me dijo que me calmara, que si no valía la pena, ya fue. Y después de vagar, solo, por aquellas calles con lluvia intermitente esperando a que mi transporte me llevara a casa, te vi de nuevo, pero te ignoré. Pensé para mis adentros que era bueno ser un poco adicto a la música, ya que llevaba puesto los audífonos, y me "hice el loco." Tu, decepcionada, me pensaste uno más del montón, y probablemente, 5 años después, te de la razón en cierta medida.

Viajes van, viajes vienen, y un día desaparecí, en ese ascensor, alzando la mano y no creyendo que esa era la última imagen viva que tengo de ti. Lo siento, quizá me equivoqué, quizá tome la decisión más fácil, y fui cobarde, lo fui. Y te acusé muchas noches, y mire al cielo buscando una estrella, una señal, un punto donde encontrar mi equilibrio, y no lo encontré. Quisiera decirte personalmente que lo siento, que soy un imbécil que no aprende de sus errores, que comete los mismos y que luego se arrepiente en el alma. Pero no puedo, te dejé partir, así como tu ese día me dejaste partir.

Quizá no te guste que te escriba una carta así por este medio tan público, pero quizá, mucha gente que lea esto, o más bien tendría que decir la poca gente que lo haga, no sabrá ni quien eres tú, ni quien soy yo. Pero quizá, de algún modo, se sentirán identificados con una historia que quizá no es espectacular, que quizá no tiene nada de única, pero que viví y que de por sí, eso ya lo hace especial. Quisiera poder volver el tiempo atrás, y enredarme en esas sabanas en la que nos enredábamos muchas veces, pero ya no hay enredo, más bien desenredo.

No se de verdad, si uno de estos días leas esta carta, que te hice sin ningún propósito, que es como una catarsis, es como un deja vu, como algo que, al final, tuve que hacer.

Extraño las horas perdidas, mis enojos constantes porque no pudiste coger el tren a la hora pactada, las veces que no decíamos nada en esos trenes, esos trenes como testigos de esos silencios que nunca creo que fueron incómodos, y me arrepiento, de nunca haber grabado más cosas. Impactaste en mi vida, no se si tanto como yo impacté en la tuya, pero si algún día me preguntan quien eras tú, quizá no tenga más calificativos para ti que los mejores de este mundo, y no por echarme la culpa de todo, porque tu también tuviste tu culpa, y bastante, sino más bien, porque yo no fui lo suficientemente valiente como para decirte todo este tiempo que si te quería, pero que me sentía herido, en mi estúpido orgullo.

Quizá ya destripé demasiado mi vida, quizá y solo quizá, ya me destapé como nunca me había destapado, pero también se, que ya es tarde.

Muchas gracias, por todo. Muchas gracias por mis sonrisas, muchas gracias por tus preocupaciones, por tu cariño, por tu amor, no caeré en los clichés de siempre. Solo sé, que si vuelvo a verte, sería para no dejarte partir jamás. Porque mis razones tengo. Porque, aunque soy idiota, aún te sigo queriendo.

Para ti. Dichosa N.

No hay comentarios.: