domingo, 5 de junio de 2011

Lima...

Hoy, mientras que el sol aún no apuntaba a mi tragaluz, yo abría los ojos. Pegados no por legañas pero si por una pereza incontrolable, era sábado, pero había que trabajar.

"Felizmente solo sera medio día," me dije a mi mismo y me levanté como siempre, con el pie izquierdo comenzando y tumbando ese pensamiento prehistorico de que todo lo que se hace con la izquierda sale mal, "Están todos equivocados" pensé mientras me acomodaba el pantalón, y me sobaba los ojos. No sin antes presionar el circulo con la luz azul perfecta que significa que mi PC ya esta encendido y listo para darme placer sonoro. Es decir, música.

Y luego de hacer todo lo que se supone que uno hace cuando tiene que salir de casa, es decir, cepillarse los dientes, ducharse, cambiarse, liarse con los pensamientos inconexos que te vienen por la mañana, etc etc, salí presto a comerme el mundo, o mejor dicho, cumplir con mi trabajo y poder venir a casa temprano para poder dormir un rato. Dormir es una de las aficiones que últimamente he redescubierto, con la diferencia que ahora ya no duermo por vago, duermo por cansado y no hay nada más hermoso que dormir completamente cansado, en fin.

Me subí a la "D," me metí en un sitio que parecía para un raquítico, pero pude entrar. Vi a la Lima londinense que publicitaron aquel día en la radio, y me dije a mi mismo que era perfecto, salvo por las pistas, que hoy estuvieron especialmente horribles, será mi idea, no lo se.
"Puente baja!" Y enrumbe hacia el metropolitano, que cada día me hace más pobre, 1.50 por 3 estaciones me parece un asalto a mano armada.
Luego llegué al centro, todos abrigados, y yo en camiseta. "Donde cojones esta el frío?" Me pregunto mirando a todos de manera escrupulosa para entender como pueden tener el nervio para ponerse tanto abrigo con tan poco frío. Supongo que ellos también me miraran como bicho raro, ya que son contadas las personas que andan en estos tiempos en camiseta como yo. Ojala nunca me aclimate. Y eso porque es realmente hermoso andar sin muchas ataduras, es decir, abrigos y tonterías que cargar.
Hice mi trabajo pero no fue el final. El final aún no llegaba. Me fuí al final del metropolitano, y más allá, por donde el naranjal pierde su nombre y los negocios se ven más abarrotados. Y jodí el coche de mi viejo, y mi viejo lejos de enfadarse conmigo, se enfadó con el coche, "Ay que ver como cambian los tiempos."

En ningun momento del día paré. Solo cuando llegó la hora de la comida. Y aún asi no pude parar, solo para comer, ir al baño, cepillarme los dientes, y salir de NUEVO al Metropolitano, a ver si se me cumplía el deseo de poder sacar el carnet de universitario para pagar casi la mitad. No hubo suerte, no aceptaron el carnet de mi primo, y nos volvimos con las mismas alucinando con los tiempos que se marcaban estos buses en llegar desde la 'Estación Central' hasta 'Angamos'. "Siete minutos y medio, es increíble," mencionábamos ambos mientras íbamos caminando por aquel largo pasillo en el cual nos dimos cuenta que esos 7 minutos hacían que aquel recorrido hasta la salida fueran casi inservibles.

Y al llegar a mi casa, dormir. Y luego de dormir despertar, y pensar "ya he jodido mi sueño de nuevo." Y ahora me encamino hacia una empresa más difícil aún. Dormir cuando no se tiene sueño. Es necesario, mañana espera un día largo, muy largo, lleno de emociones intensas, sobretodo, a las 4 de la tarde.

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